Capítulo Tercero: La Ciudad Oscura – Parte 5
Después del pequeño malentendido en la entrada, nos pusimos a hablar de lo que nos había ocurrido a los cuatro.
Ellos también se habían despertado en un sitio extraño. Era una especie de ciudad, pero mucho más sombría y apagada. Al ponerse a buscar, oyeron ruidos en la casa y decidieron entrar a investigar a ver qué ocurría y nos encontramos.
Noa dijo que esto parecía una película de miedo de serie B. ¿Qué diantres es una película? Y parece ser que hay más de una serie. Debe de ser un modelo de casa de su época.
El tiempo se nos había echado encima con tanta cháchara. Estaba a punto de amanecer, así que cada uno decidió explorar la casa a ver si encontraban alguna habitación confortable y segura donde poder dormir.
Yo bajé al sótano, que me recordaba a mi laboratorio. Lo encontré bastante confortable, así que decidí quedarme a dormir allí.
Estaba limpiando un poco la sangre y adecentando un potro como un camastro, cuando apareció Noa por la puerta.
– Vamos arriba Markus, he encontrado una habitación perfecta para que nos acostemos los dos juntos – dijo Noa
– Gutte Nacht, Fräulein Noa. Pero yo no voy a subir con vos. Me quedaré aquí abajo a pasar la noche
– Espera un momento – se quedó parada mirándome – ¿Me estás diciendo qué prefieres quedarte aquí abajo en un pestilente y maloliente cuchitril, rodeado de frascos y de un muerto, a subir arriba a una habitación con una cama mullida y una tía buena al lado?
– Ja. Eso es exactamente lo que he dicho
– Serás…. No te entiendo, te juro que por más que lo intento, no te entiendo – Noa se había vuelto a enfadar
– Fräulein Noa, ¿he hecho algo mal? Si es así decídmelo, para no volverlo a hacer. Y os pido disculpas por adelantado
– ¿Que si has hecho algo mal? Todo. Lo has hecho todo mal – su expresión era una mezcla de furia e incredulidad – ¿Pero de qué siglo vienes?
– Del XV, mi señora. Más exactamente del año 1444
– Y encima con recochineo. Buenas noches, Markus – se marchó dando un portazo.
Lo último que le oí decir mientras se alejaba fue que cómo era posible que una medianía como yo la hubiera rechazado dos veces y que esto no iba a quedar así. Era imposible que algo así le sucediera a ella.
No la había rechazado. Solo intentaba ser caballeroso. No entiendo nada.